sermon 1
COMO VASO DE HONRA
Texto: 2 Corintios 4:1-7
Introducción
A. “No se trata de ti.” Son las primeras palabras del libro más popular de los últimos días: “Una vida con propósito” de Rick Warren en su primer capítulo, “Todo comienza con Dios.”
1. Aunque recomiendo el libro con su programa de 40 días de lectura, estoy tomando apenas las primeras palabras de este libro para mi mensaje esta mañana: “No se trata de ti.”
2. Me gustaría que leamos una vez más tres de los versículos de la lectura bíblica, 2 Corintios 4:5-7,
- “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
3. Vasos de barro. En México les llamamos jarritos. Son huecos y frágiles. Su utilidad depende en lo que ponemos dentro como pozol, champurrado, chocolate caliente, atole, té, etc., pero siguen siendo frágiles. En un descuido caen y se desquebrajan.
4. En los tiempos antiguos servían también como lámparas. Con un poco de aceite y una mecha daban luz a la casa, pero continuaban siendo huecos y frágiles.
5. Si S. Pablo hubiera usado lenguaje contemporáneo el 4:7 diría: “Pero tenemos este tesoro en vasos desechables (plástico o styrofoam), para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
6. El vaso desechable no tiene mucho valor, por eso es desechable. Una vez cumplida su función, una vez que te tomaste el jugo, la leche o la soda; una vez que no contiene nada, perdió su utilidad y su lugar es en el suelo del estacionamiento de la iglesia (no, entre nosotros es en el bote de la basura) o (el pastor desmoronó el vaso con su mano) así es de importante.
B. Para poder apreciar el impacto del mensaje de Pablo, hagamos un breve análisis contextual. El 4:7 dice, “pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
1. ¿Quién o quiénes son los vasos? ¿Qué es el tesoro al que el 4:7 se refiere? El 4:5 lo aclara, ““Porque no nos predicamos a nosotros mismos (los vasos), sino a Jesucristo como Señor…” (el tesoro). O como dice el 4:4 “la luz del evangelio de la gloria de Cristo.”
2. En síntesis, el evangelio radica en la persona de Cristo. En el siguiente capítulo, 2 Corintios 5:17, S. Pablo expande su explicación cuando dice, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
3. El evangelio en Cristo es ese poder que transforma, esa nueva criatura que vive en paz, que vive contenta, que vive segura de su salvación; es ese poder que derriba barreras de enemistad, que nos hace tolerantes, que produce amor donde no existe, nos lleva a perdonar y a pedir perdón.
4. El evangelio es ese poder que quita al individuo del centro y pone a Cristo. Ese es el tesoro que ha sido puesto en vasos de barro, frágiles. ¿Por qué?, 4:5, “porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor…”
5. Todo lo que acontezca en esta institución llamada iglesia no tiene como centro al pastor, ni al primer anciano, ni al tesorero, ni a la directora de Escuela Sabática, ni al director o directora de departamentos, sino a Cristo Jesús.
II. ¿Quién eres tú?
A. Miles de personas han perdido la visión y otras tantas pierden el camino porque centran su atención en el recipiente, ya sea en sí mismos o en otras personas. Gente que cuando siente haber perdido su importancia, porque perdieron su lugar, puesto o cargo en la iglesia, entran en profundo desánimo.
1. Algunos languidecen en el anonimato, mientras que otros se desaniman y se quiebran como los vasos de barro. Muchos dejan la comunión con la iglesia.
2. ¿Cuál es el mensaje de S. Pablo? “No se trata de ti...” 4:5, “porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor…” No soy yo, es el tesoro que Dios me ha encomendado. No eres tú, sino el tesoro que Dios pone en ti.
3. El tesoro es Jesús y su mensaje de salvación. Lo llevo dentro de mi, yo, vaso de barro, con el propósito que otras vasijas vacías de barro, sean los niños, jóvenes, o adultos con quienes te envuelves puedan llegar a ser también vasijas útiles cuya importancia se determine por lo que llevan dentro.
4. El mensaje de Pablo es claro: “No se trata de ti…” La importancia de todo lo que aquí acontezca no se centra en el recipiente, el vaso, porque es muy frágil. El momento que depositas tu confianza en el recipiente, sea en ti o en otra persona, estás perdido.
5. El centro no es tu ministerio, tu club, tu clase de Escuela Sabática, tu posición, y mucho menos tú o yo, el centro es Jesús. Como vasos, nuestra única tarea es llevar el evangelio de Jesús en este frágil vaso. A mi casa, mi escuela, mi lugar de empleo, mi iglesia, mi clase de Escuela Sabática, etc.
7. En tu hablar, tu pensar, tu testimonio, en tu trato con los demás se manifiesta que posees el tesoro. Cuando conversar con alguien, cuando llamas a alguien por teléfono, ¿qué transmites? ¿Qué entienden los otros que es el contenido de tu vaso? ¿Tesoro? 8. Si tus palabras, actos y pensamientos no revelan el tesoro, este es tu valor (el pastor dejó caer el vaso de barro al piso y se desmoronó). Así se encuentran miles que una vez gozaron de la compañía de otros creyentes, pero que en un momento creyeron no haber sido valorizados.
9. “No se trata de ti...” Tu valor, mi valor reside solo en una cosa: llevar en nosotros el tesoro, 4:7a, “pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
B. Consideremos el segundo punto, 4:7b, ¿para qué es dado el tesoro?, “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” “No se trata de ti…”
1. No se trata de Alejandro Bullón (famoso orador internacional). No se trata de Frank González (famoso orador de La Voz de la Esperanza). No se trata de Carlos Camarena (famoso… ha, ha, ha…). No se trata de ti, ni del cargo, posición o influencia que tengas. ¿El propósito? “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
2. El creyente que es bautizado debe decir, “aquí estoy Señor con mi frágil y vacío vaso. Úsame. Pon en mí tu tesoro. No es mi gloria sino la tuya. Sin ti soy un vaso inútil, vacío, quebradizo, inservible.”
3. El creyente no debe nunca olvidarse que:
a) Que soy un vaso frágil, vacío. Toda la obra la hace Dios. Cualquier cosa que sea es obra de él. Por eso el 4:6 dice, “porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
b) Que mi disposición a ser llenado me torna de un vaso frágil y vacío a un vaso digno y útil. En mi se ha depositado el mayor tesoro; aquel tesoro que valió la pena vender todo lo que se tiene para obtenerlo como lo hizo el hombre de la parábola del tesoro escondido (S. Mateo 13:44). Este tesoro es invaluable y Dios lo pone gratuitamente en tu corazón, en mi corazón, en este vaso frágil.
c) Que mi dignidad depende solo en lo que Dios pone dentro de mí: el tesoro. Dice S. Mateo 12:35, “el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.”
d) Que Dios tiene un propósito al escogerme. El 4:7 dice, “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” El objeto de atención no eres tú. El objetivo final es que Dios sea glorificado. S. Mateo 5:16,
- “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, - ¿para qué? - para que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Este es el propósito del tesoro depositado en mi, tesoro que se manifiesta al mundo con el propósito que Dios sea glorificado.
4. ¿Está siendo Dios glorificado a través de ti? Lo que Dios ha hecho por ti, lo que tú eres, lo que tú haces; quién sabe, tal vez sea el ministerio que Dios ha puesto en tus manos aquí en la iglesia, sea éste el enseñar a los más pequeñitos en la Escuela Sabática o los adultos, dirigir los jóvenes o distribuir ropa o comida; ¿está siendo usado para glorificar a Dios o porque te hace sentir importante?
III. Conclusión
A. Dios ha depositado en ti un tesoro. No es tuyo, es de él. Si no es usado como el lo intencionó, eres apenas un vaso frágil y vacío con la posibilidad que te quiebres en cualquier momento.
1. Cuando la importancia se la da al vaso y no al mensaje, Satanás pone en ti el pensamiento: “no vales nada, tú eres la víctima, para qué sigues allí. Salte. Vete a otro lugar donde te aprecien más…” Satanás quiere poner la importancia en el vaso y no en el contenido.
2. Esta mañana Dios quiere despertarte a otra realidad:
a) A que descubras que Dios ha puesto en ti un gran tesoro: el evangelio de Cristo. No fue dado para que te quedes con él sino para que llenes otros vasos vacíos y desechables y los conviertas en vasos útiles.
b) Dios lo ha dado para que la iglesia desparrame ese tesoro en todo lugar. Alguien dijo que la iglesia es como estiércol (manuer, para los adolescentes, caca de vaca para los que no entienden).
c) Cuando el estiércol es desparramado es muy útil, es fertilizante, hace las plantas crecer; pero cuando se queda junto, cuando se hace bola, es peste pura.
3. Esta mañana Dios quiere despertarte a la realidad de:
a) Que descubras que “no se trata de ti…”. Si en el proceso te sientes herido, si en el proceso te sientes despreciado, si en el proceso te sientes malentendido, ¿qué importa? El centro no soy yo, es Cristo, es mi fidelidad en llevar el tesoro de Cristo.
b) Después de todo, como dice un antiguo corito, “sin Cristo yo no soy nadie, sin Cristo soy sin valor, sin Cristo ando a la deriva como barco sin timón.”
B. Noten la importancia que S. Pablo le da al vaso de barro, 2 Corintios 4:7-18,
- “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
1. De la nube de fieles de Hebreos 11 se dice lo siguiente, Hebreos 11:13-16,
- “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria. 15 Que si se acordaran de aquella de donde salieron, cierto tenían tiempo para volverse: 16 Empero deseaban la mejor, es a saber, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos: porque les había aparejado ciudad.”
2. ¿Qué debemos hacer nosotros?, Hebreos 6:11-12,
- “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
3. Sobre todo, aprendamos de aquel que ni él mismo se consideró importante y fue fiel al “tesoro” que le fue encomendado como lo explica s. Pablo en Filipenses 2:7-8,
- “se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 Y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
4. Oremos…
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